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"Yo desprecié los grados y distinciones. Aspiraba a un destino más honroso: derramar mi sangre por la libertad de mi patria" Simón Bolívar

lunes, 31 de enero de 2011

Manifiesto de Cartagena Simón Bolívar


Óleo de Ricardo Acevedo Bernal, Quinta de Bolívar, Bogotá

[1812]


Libertar a la Nueva Granada de la suerte de Venezuela, y redimir a ésta de la que padece, son los objetos que me he propuesto en esta Memoria. Dignaos, oh mis conciudadanos, de aceptarla con indulgencia en obsequio de miras tan laudables.

Yo soy, granadinos, un hijo de la infeliz Caracas, escapado prodigiosamente de en medio de sus ruinas físicas, y políticas, que siempre fiel al sistema liberal, y justo que proclamó mi patria, he venido a seguir aquí los estandartes de la independencia, que tan gloriosamente tremolan en estos Estados.

Permitidme que animado de un celo patriótico me atreva a dirigirme a vosotros, para indicaros ligeramente las causas que condujeron a Venezuela a su destrucción; lisonjeándome que las terribles, y ejemplares lecciones que ha dado aquella extinguida República, persuadan a la América, a mejorar de conducta, corrigiendo los vicios de unidad, solidez, y energía que se notan en sus gobiernos.

El más consecuente error que cometió Venezuela, al presentarse en el teatro político fue, sin contradicción. la fatal adopción que hizo del sistema tolerante; sistema improbado como débil e ineficaz, desde entonces, por todo el mundo sensato, y tenazmente sostenido hasta los últimos periodos, con una ceguedad sin ejemplo.

Las primeras pruebas que dio nuestro gobierno de su insensata debilidad, las manifestó con la ciudad subalterna de Coro, que denegándose a reconocer su legitimidad, lo declaró insurgente, y lo hostilizó como enemigo.

La Junta Suprema en lugar de subyugar aquella indefensa ciudad, que estaba rendida con presentar nuestras fuerzas marítimas delante de su puerto, la dejó fortificar, y tomar una actitud tan respetable, que logró subyugar después la Confederación entera, con casi igual facilidad que la que teníamos nosotros anteriormente para vencerla. Fundando la Junta su política en los principios de humanidad mal entendida que no autorizan a ningún gobierno, para hacer por la fuerza, libres a los pueblos estúpidos que desconocen el valor de sus derechos.

Los códigos que consultaban nuestros magistrados, no eran los que podían enseñarles la ciencia práctica del gobierno, sino los que han formado ciertos buenos visionarios que, imaginándose repúblicas aéreas, han procurado alcanzar la perfección política, presuponiendo la perfectibilidad del linaje humano. Por manera que tuvimos filósofos por jefes; filantropía por legislación, dialéctica por táctica, y sofistas por soldados. Con semejante subversión de principios, y de cosas, el orden social se resintió extremadamente conmovido, y desde luego corrió el Estado a pasos agigantados a una disolución universal, que bien pronto se vio realizada.

De aquí nació la impunidad de los delitos de Estado cometidos descaradamente por los descontentos, y particularmente por nuestros natos, e implacables enemigos, los españoles europeos, que maliciosamente se habían quedado en nuestro país, para tenerlo incesantemente inquieto, y promover cuantas conjuraciones les permitían formar nuestros jueces perdonándolos siempre, aun cuando sus atentados eran tan enormes, que se dirigían contra la salud pública.

La doctrina que apoyaba esta conducta tenía su origen en las máximas filantrópicas de algunos escritores que defienden la no residencia de facultad en nadie, para privar de la vida a un hombre, aun en el caso de haber delinquido éste, en el delito de lesa patria. Al abrigo de esta piadosa doctrina, a cada conspiración sucedía un perdón, y a cada perdón sucedía otra conspiración que se volvía a perdonar: porque los gobiernos liberales deben distinguirse por la clemencia. ¡Clemencia criminal, que contribuyó más que nada. a derribar la máquina, que todavía no habíamos enteramente concluido!

De aquí vino la oposición decidida a levantar tropas veteranas, disciplinadas y capaces de presentarse en el campo de batalla, ya instruidas, a defender la libertad con suceso y gloria. Por el contrario, se establecieron innumerables cuerpos de milicias indisciplinadas, que además de agotar las cajas del erario nacional, con los sueldos de la plana mayor, destruyeron la agricultura, alejando a los paisanos de sus hogares; e hicieron odioso el gobierno que obligaba a éstos a tomar las armas, y a abandonar sus familias.

«Las repúblicas -decían nuestros estadistas- no han menester de hombres pagados para mantener su libertad. Todos los ciudadanos serán soldados cuando nos ataque el enemigo. Grecia, Roma, Venecia, Génova, Suiza, Holanda, y recientemente Norteamérica vencieron a su contrarios sin auxilio de tropas mercenarias siempre prontas a sostener al despotismo y a subyugar a sus conciudadanos».

Con estos antipolíticos e inexactos raciocinios, fascinaban a los simples; pero no convencían a los prudentes que conocían bien la inmensa diferencia que hay entre los pueblos, los tiempos, y las costumbres de aquellas repúblicas, y las nuestras. Ellas, es verdad que no pagaban ejércitos permanentes; mas era porque en la antigüedad no los había y sólo confiaban la salvación y la gloria de los Estados, en sus virtudes políticas, costumbres severas y carácter militar, cualidades que nosotros estamos muy distantes de poseer. Y en cuanto a las modernas que han sacudido el yugo de sus tiranos es notorio que han mantenido el competente número de veteranos que exige su seguridad; exceptuando Norteamérica, que estando en paz con todo el mundo, y guarnecido por el mar no ha tenido por conveniente sostener en estos últimos años el completo de tropas veteranas que necesita para la defensa de sus fronteras y plazas.

El resultado probó severamente a Venezuela el error de su cálculo; pues los milicianos que salieron al encuentro del enemigo, ignorando hasta el manejo del arma, y no estando habituados a la disciplina y obediencia, fueron arrollados al comenzar la última campaña, a pesar de los heroicos y extraordinarios esfuerzos que hicieron sus jefes, por llevarlos a la victoria. Lo que causó un desaliento general en soldados y oficiales; porque es una verdad militar que sólo ejércitos aguerridos son capaces de sobreponerse a los primeros infaustos sucesos de una campaña. EL soldado bisoño lo cree todo perdido, desde que es derrotado una vez; porque la experiencia no le ha probado que el valor, la habilidad y la constancia corrigen la mala fortuna.

La subdivisión de la provincia de Caracas proyectada discutida y sancionada por el Congreso federal despertó y fomentó una enconada rivalidad en las ciudades, y lugares subalternos, contra la capital:&laqno;La cual -decían los congresantes ambiciosos de dominar en sus distritos- era la tiranía de las ciudades y la sanguijuela del Estado». De este modo se encendió el fuego de la guerra civil en Valencia, que nunca se logró apagar, con la reducción de aquella ciudad; pues conservándolo encubierto, lo comunicó a las otras limítrofes a Coro y Maracaibo; y éstas entablando comunicaciones con aquéllas, facilitaron, por este medio, la entrada de los españoles que trajo la caída de Venezuela.

La disipación de las rentas públicas en objetos frívolos, y perjudiciales; y particularmente en sueldos de infinidad de oficinistas, secretarios, jueces, magistrados, legisladores provinciales y federales, dio un golpe mortal a la República, porque le obligó a recurrir al peligroso expediente de establecer el papel moneda, sin otra garantía, que la fuerza y las rentas imaginarias de la Confederación. Esta nueva moneda pareció a los ojos de los más, una violación manifiesta del derecho de propiedad, porque se conceptuaban despojados de objetos de intrínseco valor, en cambio de otros cuyo precio era incierto y aun ideal. El papel moneda remató el descontento de los estólidos pueblos internos, que llamaron al Comandante de las tropas españolas, para que viniese a librarlos de una moneda que veían con más horror que la servidumbre.

Pero lo debilitó más el Gobierno de Venezuela, fue la forma federal que adoptó, siguiendo las máximas exageradas de los derechos del hombre que autorizándolo para que se rija por sí mismo rompe los pactos sociales, y constituye a las naciones en anarquía. Tal era el verdadero estado de la Confederación. Cada provincia se gobernaba independientemente; y, a ejemplo de éstas, cada ciudad pretendía iguales facultades alegando la práctica de aquéllas, y la teoría de que todos los hombres, y todos los pueblos, gozan de la prerrogativa de instituir a su antojo, el gobierno que les acomode.

El sistema federal bien que sea el más perfecto y más capaz de proporcionar la felicidad humana en sociedad es, no obstante, el más opuesto a los intereses de nuestros nacientes Estados. Generalmente hablando, todavía nuestros conciudadanos no se hallan en aptitud de ejercer por sí mismos ampliamente sus derechos; porque carecen de las virtudes políticas que caracterizan al verdadero republicano: virtudes que no se adquieren en los gobiernos absolutos, en donde se desconocen los derechos y los deberes del ciudadano.

Por otra parte, ¿qué país del mundo por morigerado y republicano que sea, podrá, en medio de las facciones intestinas y de una guerra exterior, regirse por un gobierno tan complicado y débil como el federal? No, no es posible conservarlo en el tumulto de los combates y de los partidos. Es preciso que el gobierno se identifique, por decirlo así, al carácter de las circunstancias, de los tiempos y de los hombres que lo rodean. Si éstos son prósperos y serenos, él debe ser dulce y protector; pero si son calamitosos y turbulentos, él debe mostrarse terrible y armarse de una firmeza igual a los peligros, sin atender a leyes ni constituciones, ínterin no se restablecen la felicidad y la paz.

Caracas tuvo mucho que padecer por defecto de la Confederación que lejos de socorrerla le agotó sus caudales y pertrechos , y cuando vino el peligro la abandonó a su suerte, sin auxiliarla, con el menor contingente. Además le aumentó sus embarazos habiéndose empeñado una competencia entre el poder federal y el provincial, que dio lugar a que los enemigos llegasen al corazón del Estado, antes que se resolviese la cuestión de si deberían salir las tropas federales o provinciales a rechazarlos, cuando ya tenían ocupada una gran porción de la provincia. Esta fatal contestación produjo una demora que fue terrible para nuestras armas. Pues las derrotaron en San Carlos sin que les llegasen los refuerzos que esperaban para vencer.

Yo soy de sentir que mientras no centralicemos nuestros gobiernos americanos, los enemigos obtendrán las más completas ventajas; seremos indefectiblemente envueltos en los horrores de las disensiones civiles, y conquistados vilipendiosamente por ese puñado de bandidos que infestan nuestras comarcas.

Las elecciones populares hechas por los rústicos del campo, y por los intrigantes moradores de las ciudades, añaden un obstáculo más a la práctica de la Federación entre nosotros; porque los unos son tan ignorantes que hacen sus votaciones maquinalmente, y los otros, tan ambiciosos que todo lo convierten en facción; por lo que jamás se vio en Venezuela una votación libre y acertada; lo que ponía el gobierno en manos de hombres ya desafectos a la causa, ya ineptos, ya inmorales. El espíritu de partido decidía en todo y, por consiguiente, nos desorganizó más de lo que las circunstancias hicieron. Nuestra división y no las armas españolas, nos tornó a la esclavitud.

EL terremoto de 26 de marzo trastornó ciertamente, tanto lo físico como lo normal; y puede llamarse propiamente la causa inmediata de la ruina de Venezuela; mas este mismo suceso habría tenido lugar, sin producir tan mortales efectos, si Caracas se hubiera gobernado entonces por una sola autoridad, que obrando con rapidez y vigor hubiese puesto remedio a los daños sin trabas, ni competencias que retardando el efecto de las providencias, dejaban tomar al mal un incremento tan grande que lo hizo incurable.

Si Caracas en lugar de una Confederación, lánguida e insubsistente hubiese establecido un gobierno sencillo, cual lo requería su situación política y militar, tú existieras ¡oh Venezuela! y gozaras hoy de tu libertad.

La influencia eclesiástica tuvo. después del terremoto, una parte muy considerable en la sublevación de los lugares y ciudades subalternas: y en la introducción de los enemigos en el país; abusando sacrílegamente de la santidad de su ministerio en favor de los promotores de la guerra civil. Sin embargo, debemos confesar ingenuamente, que estos traidores sacerdotes se animaban a cometer los execrables crímenes de que justamente se les acusa porque la impunidad de los delitos era absoluta; la cual hallaba en el Congreso un escandaloso abrigo; llegando a tal punto esta injusticia que de la insurrección de la ciudad de Valencia, que costó su pacificación cerca de mil hombres, no se dio a la vindicta de las leyes un solo rebelde; quedando todos con vida y, los más, con sus bienes.

De lo referido se deduce, que entre las causas que han producido la caída de Venezuela, debe colocarse en primer lugar la naturaleza de su Constitución; que repito, era tan contraria a sus intereses, como favorable a los de sus contrarios. En segundo, el espíritu de misantropía que se apoderó de nuestros gobernantes. Tercero, la oposición al establecimiento de un cuerpo militar que salvase la República y repeliese los choques que le daban los españoles. Cuarto, el terremoto acompañado del fanatismo que logró sacar de este fenómeno los más importantes resultados; y últimamente, las facciones internas que en realidad fueron el mortal veneno que hicieron descender la patria al sepulcro.

Estos ejemplos de errores e infortunios, no serán enteramente inútiles para los pueblos de la América meridional, que aspiran a la libertad e independencia.

La Nueva Granada ha visto sucumbir a Venezuela, por consiguiente debe evitar los escollos que han destrozado a aquélla. A este efecto presento como una medida indispensable para la seguridad de la Nueva Granada la reconquista de Caracas. A primera vista parecerá este proyecto inconducente, costoso y quizás impracticable; pero examinando atentamente con ojos previsivos, y una meditación profunda, es imposible desconocer su necesidad, como dejar de ponerlo en ejecución probada la utilidad.

Lo primero que se presenta en apoyo de esta operación, es el origen de la destrucción de Caracas, que no fue otro que el desprecio con que miró aquella ciudad la existencia de un enemigo que parecía pequeño, y no lo era , considerándolo en su verdadera luz.

Coro, ciertamente, no habría podido nunca entrar en competencias con Caracas, si la comparamos, en sus fuerzas intrínsecas, con ésta; mas como en el orden de las vicisitudes humanas no es siempre la mayoría física la que decide, sino que es la superioridad de la fuerza moral la que inclina hacia sí la balanza política, no debió el Gobierno de Venezuela, por esta razón, haber descuidado la extirpación de un enemigo que, aunque aparentemente débil, tenía por auxiliares a la provincia de Maracaibo; a todas las que obedecen a la Regencia; el oro, y la cooperación de nuestros eternos contrarios los europeos que viven con nosotros; el partido clerical, siempre adicto a su apoyo y compañero, el despotismo, y, sobre todo, la opinión inveterada de cuantos ignorantes y supersticiosos contienen los límites de nuestros Estados. Así fue que apenas hubo un oficial traidor que llamase al enemigo, cuando se desconcertó la máquina política, sin que los inauditos y patrióticos esfuerzos que hicieron los defensores de Caracas, lograsen impedir la caída de un edificio ya desplomado, por el golpe que recibió de un solo hombre.

Aplicando el ejemplo de Venezuela a la Nueva Granada; y formando una proporción hallaremos que Coro es a Caracas, como Caracas es a la América entera; consiguientemente, el peligro que amenaza este país, está en razón de la anterior progresión; porque poseyendo España el territorio de Venezuela, podrá con facilidad sacarle hombres y municiones de boca y guerra, para que bajo la dirección de jefes experimentados contra los grandes maestros de la guerra, los franceses, penetren desde las provincias de Barinas y Maracaibo hasta los últimos confines de la América meridional.

España tiene en el día gran número de oficiales generales ambiciosos y audaces; acostumbrados a los peligros y a las privaciones que anhelan por venir aquí a buscar un imperio que reemplace el que acaban de perder.

Es muy probable, que al expirar la Península, haya una prodigiosa emigración de hombres de todas clases; y particularmente de cardenales arzobispos, obispos canónigos y clérigos revolucionarios capaces de subvertir, no sólo nuestros tiernos y lánguidos Estados sino de envolver el Nuevo Mundo entero en una espantosa anarquía. La influencia religiosa, el imperio de la dominación civil y militar, y cuantos prestigios pueden obrar sobre el espíritu humano, serán otros tantos instrumentos de que se valdrán para someter estas regiones.

Nada se opondrá a la emigración de España. Es verosímil que Inglaterra proteja la evasión de un partido que disminuye en parte las fuerzas de Bonaparte, en España; y trae consigo el aumento y permanencia del suyo en América. Francia no podrá impedirlo tampoco Norteamérica; y nosotros menos aún, pues careciendo todos de una marina respetable, nuestras tentativas serán vanas.

Estos tránsfugas hallarán, ciertamente, una favorable acogida en los puertos de Venezuela, como que vienen a reforzar a los opresores de aquel país; y los habilitan de medios para emprender la conquista de los Estados independientes.

Levantarán quince o veinte mil hombres que disciplinarán prontamente con sus jefes, oficiales, sargentos, cabos y soldados veteranos. A este ejército seguirá otro todavía más temible, de ministros, embajadores, consejeros, magistrados, toda la jerarquía eclesiástica y los grandes de España, cuya profesión es el dolo y la intriga, condecorados con ostentosos títulos, muy adecuados para deslumbrar a la multitud, que derramándose como un torrente, lo inundarán todo arrancando la semillas, y hasta las raíces del árbol de la libertad de Colombia. Las tropas combatirán en el campo; y éstos, desde sus gabinetes, nos harán la guerra por los resortes de la seducción y del fanatismo.

Así pues, no nos queda otro recurso para precavernos de estas calamidades, que el de pacificar rápidamente nuestras provincias sublevadas, para llevar después nuestras armas contra las enemigas; y formar, de este modo, soldados y oficiales dignos de llamarse las columnas de la patria.

Todo conspira a hacernos adoptar esta medida; sin hacer mención de la necesidad urgente que tenemos de cerrarle las puertas al enemigo, hay otras razones tan poderosas para determinarnos a la ofensiva, que sería una falta militar y política inexcusable dejar de hacerla. Nosotros nos hallamos invadidos y, por consiguiente, forzados a rechazar al enemigo más allá de la frontera. Además, es un principio del arte que toda guerra defensiva es perjudicial y ruinosa para el que la sostiene; pues lo debilita sin esperanza de indemnizarlo; y que las hostilidades en el territorio enemigo, siempre son provechosas, por el bien que resulta del mal contrario; así, no debemos, por ningún motivo, emplear la defensiva.

Debemos considerar también el estado actual del enemigo que se halla en una posición muy crítica, habiéndoseles desertado la mayor parte de sus soldados criollos: y teniendo, al mismo tiempo, que guarnecer las patrióticas ciudades de Caracas, Puerto Cabello, La Guaira, Barcelona, Cumaná y Margarita, en donde existen sus depósitos; sin que se atrevan a desamparar estas plazas, por temor de una insurrección general en el acto de separarse de ellas. De modo que no sería imposible que llegasen nuestras tropas hasta las puertas de Caracas, sin haber dado una batalla campal.

Es una cosa positiva, que en cuanto nos presentemos en Venezuela, se nos agregan millares de valerosos patriotas, que suspiran por vernos aparecer, para sacudir el yugo de sus tiranos, y unir sus esfuerzos a los nuestros en defensa de la libertad.

La naturaleza de la presente campaña nos proporciona la ventaja de aproximarnos a Maracaibo, por Santa Marta, y a Barinas por Cúcuta.

Aprovechemos, pues, instantes tan propicios; no sea que los refuerzos que incesantemente deben llegar de España. cambien absolutamente el aspecto de los negocios, y perdamos, quizás para siempre, la dichosa oportunidad asegurar la suerte de estos Estados.

El honor de la Nueva Granada exige imperiosamente escarmentar a esos osados invasores, persiguiéndolos hasta los últimos atrincheramientos, como su gloria depende de tomar a su cargo la empresa de marchar a Venezuela, a libertar la cuna de la independencia colombiana, sus mártires, y aquel benemérito pueblo caraqueño, cuyos clamores sólo se dirigen a sus amados compatriotas los granadinos, que ellos aguardan con una mortal impaciencia, como a sus redentores. Corramos a romper las cadenas de aquellas víctimas que gimen en las mazmorras, siempre esperando su salvación de vosotros; no burléis su confianza; no seáis insensibles a los lamentos de vuestros hermanos. Id veloces a vengar al muerto, a dar vida al moribundo, soltura al oprimido y libertad a todos.

Cartagena de Indias, 15 de diciembre de 1812.



"El soldado bisoño lo cree todo perdido desde que es derrotado una vez."



domingo, 30 de enero de 2011

¡ASCENSO! RESPONSABILIDAD Y COMPROMISO

¡Ascenso! Responsabilidad y Compromiso

Cabo 1º. Obny Edrey Castillo Portillo

Milicia Bolivariana

Batallón "Combate Carache" Compañía Santa Rita

Todo ascenso y/o reconocimiento que un ser humano obtenga en su vida profesional o laboral es un orgullo para él y su familia al obtenerlo y recibirlo de sus superiores, pero a la vez es un compromiso profesional, moral y ético aun mayor que el ascendido y/o reconocido obtiene junto con él, o sea el ascenso, con la Institución o su patrono, en mi caso es con mi Comandante en Jefe Hugo Chávez Frías, con mi Coronel Wilson Quintero Guillén, Comandante del Batallón “Combate Carache”, con la Milicia Bolivariana, con la Fuerza Armada Nacional Bolivariana, con la Compañía Santa Rita, con mis superiores y compañeros y compañeras milicianos, con mi familia, con el pueblo de Santa Rita, con Venezuela toda.


El día 29 de enero de 2011 recibí de mi coronel Wilson Quintero Guillén, comandante del Batallón “Combate Carache”, junto con otros compañeros de la Compañía Santa Rita ascendidos ese mismo día, el ascenso al rango inmediato superior, o sea Cabo 1º de la Milicia Bolivariana, rango éste que me obliga desde ya a ser un "mejor miliciano, ciudadano, ético, patriota y revolucionario socialista, solidario y comprometido con el pueblo y con la Revolución Bolivariana Socialista que lidera nuestro Comandante en Jefe y Presidente Hugo Chávez Frías".


Ese día sábado 29 de enero fue un día especial y muy activo en la Compañía Santa Rita, además del Acto de Ascenso se dio una instrucción por Parroquia del manejo y uso de los Mauser 44 y 38 dictada por los comandantes de las parroquias del municipio Santa Rita.

Así mismo me fue encomendada la misión de dar una conferencia histórica/pedagógica al personal militar sobre el General Ezequiel Zamora y sus luchas revolucionarias, en el marco del ciclo ideológico pedagógico “Moral y Luces” por cumplirse el próximo 1º de febrero un aniversario más de su nacimiento, momento éste que sirvió para hacer ver la importancia de la Milicia como cuerpo de guerrilla urbana organizada en el pasado, presente y futuro de la Patria.

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Al recordar hoy mi ingresar al cuerpo cívico/militar de la Milicia Nacional Bolivariana y luego Milicia Bolivariana, reconozco que lo hice convencido de la importancia que tiene ésta para la defensa de nuestra Patria y su soberanía y la misión importantísima de apoyo a nuestras comunidades en cualquier momento de una necesidad o tragedia excepcional, la Milicia Bolivariana es el pueblo civil organizado en arma para la defensa de la Patria, su soberanía, del gobierno revolucionario, de su Comandante en Jefe Hugo Chávez Frías, de la Democracia y de el pueblo venezolano.


La Milicia Bolivariana cumple un rol sumamente importante para la defensa integral de la Patria de Simón Bolívar, el Libertador de América, es por esto que hace un tiempo muy atrás contesté el llamado que hizo mi Comandante a conformar y activar la Reserva Nacional, no pude hacerlo en ese momento por no ser reservista, luego pasa a ser llamada Milicia Nacional Bolivariana y por último Milicia Bolivariana, fue allí donde me integré de manera activa y constante al mando de mi Coronel Wilson Quintero Guillén, Comandante del Batallón “Combate Carache” de la Costa Oriental del Lago de Maracaibo, han pasado casi dos años de esa incorporación voluntaria y sin fines de lucro y he logrado aprender a ser un mejor patriota, ciudadano, revolucionario y un miliciano obediente, disciplinado y respetuoso de mis deberes militares y civiles, hoy al recibir este ascenso lo recibo con orgullo y humildad, sabiendo que otros son más o iguales merecedores de esta Jineta de Cabo 1º que de hoy en adelante llevaré con orgullo, moral y respeto.


Por eso digo…


"Yo desprecié los grados y distinciones. Aspiraba a un destino más honroso: derramar mi sangre por la libertad de mi patria"

Simón Bolívar, “Libertador de América”


¡Patria socialista o muerte!

¡Venceremos!


¡Congratulaciones a todas y todos los milcianos ascendidos!


30 de enero de 2011

www.obnycastillo.blogspot.com

obny2554castillo@gmail.com

@ufocastell

viernes, 28 de enero de 2011

“Quieren unas fuerzas desarmadas, casi lo habían logrado, ni los fusiles servían”

Maracaibo.- El presidente de la República, Hugo Chávez, acudió este viernes a una reunión con los nuevos jefes militares del país, desde Puerto Cabello, estado Carabobo.
“Quieren unas fuerzas desarmadas, casi lo habían logrado, ni los fusiles servían. No teníamos ni tanque, ni artillería, ni reserva de municiones”, sostuvo al referir la situación que se presentaba antes en la Fuerza Armada Nacional.
Dijo que el Comando Sur, Estados Unidos, expertos en guerra sicológica aseguran que "Chávez perderá las elecciones".
A Rangel Silva (jefe del Comando Estratégico Operacional ) lo señalan allá en EE UU de criminal. Igual al jefe del DIM. "Dicen que entrenamos terroristas", expresó al reiterar la presencia de una "guerra sicológica". "Nadie vaya a caer por inocente", afirmó.

Sobre la reelección dijo que en España y en Francia existe la posibilidad de reelegirse cuantas veces sea.

Texto:Margioni Bermúdez
Foto: TV

Fuente:

http://www.panorama.com.ve/29-01-2011/avances/chavez-viernes28.html

Chávez abandera buques de la Armada

Chávez abandera buques de la Armada
AVN

Caracas.- El presidente Hugo Chávez encabeza este viernes el acto de abanderamiento de buques de la Armada Nacional que se efectúa en la Base Naval Agustín Armario de Puerto Cabello, en el estado Carabobo.

Minutos antes, hizo un llamado a consolidar la consciencia patria ante las amenazas imperialistas hizo el presidente de la República, Hugo Chávez Frías, a los nuevos jefes de unidades militares, en un acto realizado en Puerto Cabello, estado Carabobo.

“Aquí se trata detener patria o no tenerla. De tener una patria libre, soberana, desarrollada e independiente. O ser de nuevo una colonia como lo fuimos hace muchos años”, enfatizó el Comandante en Jefe de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB).

Dijo que el imperio norteamericano mantiene una campaña permanente de guerra psicológica para manipular a los efectivos de la FANB, diciendo desde ya que el candidato Chávez perdió las elecciones presidenciales del 2012.

“Este año y el que viene van ser cruciales. El 2012 será un año, sin duda, de muchas tensiones. Las fuerzas trasnacionales van a hacer todo lo posible para frenar el carro de la Revolución y poner un lacayo. Si no lo logran por las buenas, lo van a hacer por otra vía. Ya Chávez perdió. Y lo van a repetir”, dijo.

Por tal razón, les encomendó a los nuevos jefes de unidades militares mantener una comunicación constante con sus tropas y oficiales para no caer en informaciones prefabricadas en laboratorios de guerra sucia.

“Tenemos que estar alerta. El imperio ha emprendido una guerra psicológica. Que nadie vaya a caer por inocente. Ellos dicen que si el presidente no reconoce la derrota, los militares tendrán que hacerlo que reconozca la derrota. Esa es la manipulación. Quieren otro 11 de abril”, agregó.

El presidente Chávez ratificó que Venezuela es un país con una FANB que levanta las banderas de la paz, “pero estamos obligados por la Constitución a defender la soberanía del país”.

Advirtió que la derecha parlamentaria está preparando una ley para prohibir que el Gobierno Nacional continúe modernizando los componentes de la FANB.

“Yo siempre me he cuidado de seguir dirigiendo los recursos para su crecimiento y su ampliación”, acotó.

Fuente: http://www.panorama.com.ve/29-01-2011/avances/chavez-abandera-dos.html




jueves, 27 de enero de 2011

Vida y obra de Ezequiel Zamora

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Militar, dirigente popular y primer caudillo social del siglo XIX; líder del Partido Liberal, al lado de Juan Crisóstomo Falcón y Jefe del Movimiento Federalista.

Ezequiel Zamora nació en la población de Cúa, estado Miranda, el 1º de febrero de 1817. De él dice Gil Fortoul que «tuvo todas las cualidades buenas o malas del héroe popular: bravura, fanatismo partidario, constancia indomable, odio sincero o, como él mismo de decía, horror a la oligarquía».

Perteneció a una clase social conocida con el nombre de «blancos de orilla». Al trasladarse a Caracas continúa la escuela primaria al estilo de Lancaster.

Zamora se radica en la población aragüeña de Villa de Cura donde establece una tienda de víveres; allí desarrolla un prestigio de comerciante probo y respetuoso. Para ese momento en que el joven Ezequiel aún no ha frisado los 30 años, su relación con los comerciantes y el pueblo le permiten palpar el descontento social provocado por la crisis económica que ocasionó la guerra de la independencia y ante las propuestas del abanderado del liberalismo Antonio Leocadio Guzmán se une a él, convirtiéndose en el Jefe regional de los Liberales.

El 7 de septiembre de 1846 Zamora se alza en Guambra, utilizando las consignas: Tierra y hombres libres, Respeto al Campesino y Desaparición de los Godos, ganando la devoción popular y el nombre de «General del Pueblo Soberano».

El 20 de febrero de 1859 estalla en Coro la Guerra Federal con Juan Crisóstomo Falcón a la cabeza como supremo caudillo del movimiento. Zamora se une a Falcón a quien de inmediato lo nombra Jefe de Operaciones de Occidente. Como brazo ejecutor de la Guerra Federal desarrolla una gran actividad y gracias a su carisma logra organizar un ejército popular a favor de los federalistas. El 4 de junio de 1859 recibe el título oficial de «Valiente Ciudadano».

Tres meses dedicó Zamora a la organización de las tropas para lo que sería la batalla decisiva, como en efecto lo fue el 10 de diciembre de 1859, la famosa Batalla de Santa Inés, donde es derrotado el ejército centralista. Después de esta acción Zamora se dirige al centro del país y en el asalto a la ciudad de San Carlos, Estado Cojedes, el 10 de enero de 1860 muere el General Ezequiel Zamora, uno de los líderes de la Federación, durante la Guerra Federal. La bala que asesinó a Zamora no se supo nunca de dónde partió; algunos afirman que provino del bando enemigo; otros sostienen que fue de sus propios compañeros de armas.

Ezequiel Zamora nació en medio de las violentas luchas que contra España realizaban los libertadores de Venezuela; en la hondonada de Cúa, en los valles del Tuy Medio, en un pueblo apacible y tranquilo. Pasó los primeros años de su vida acudiendo a una escuela elemental donde aprende los rudimentos de la lectura y la escritura.

Si bien es cierto que perteneció a "los blancos de orilla", la posición de su familia no era del todo precaria, pues eran propietarios en medio de una situación económica que hacía depender la vida de la producción agrícola.

El haber aprendido a leer y escribir le valió mucho en un país donde el analfabetismo era un mal crónico en más del 90% de la población; con este instrumento pudo lograr nociones de ideas políticas y entender la doctrina del Partido Liberal, leer los periódicos y una que otra obra de Historia Universal donde se reflejaba la lucha de los pueblos por alcanzar la libertad.

Ezequiel Zamora se fue formando también en el campo de la vida real, adquiriendo la experiencia de la "universidad de todos los días". Cuando su madre Paula Correa se traslada a Caracas, Zamora trata de continuar sus estudios, pero la vida en la capital era distinta y tuvo que ayudar a su madre en labores que le produjeron el sustento. Así vemos cómo, desde muy joven va adquiriendo experiencia y configurando su noble y recia personalidad, para luego ponerla al servicio de una causa que a la larga será desvirtuada y hasta traicionará los postulados por los cuales luchó Zamora.

Los liberales no fueron sumisos a la posición del nuevo gobierno conservador encabezado por Julián Castro y de inmediato procedieron a planificar qué debían hacer para quitar del poder a los conservadores, y vemos cómo Ezequiel Zamora quien se había embarcado hacia Curazao, entra en contacto permanente y directo con los jefes del liberalismo, pero en mayor contacto con las gentes que se quedaron en el país, ellos le irán suministrando información y no descansará en su empeño de reiniciar la lucha contra los que ostentaban el poder porque no importa quién estuviera en él, qué pensamiento pusiera en práctica, cuál el carácter de la Constitución; lo importante era estar en el poder, era necesario buscar las formas de obtenerlo y Zamora que era hombre de "tareas a emprender", comprendió que su participación en el Gobierno sólo se lograba a través de la intervención armada, así que no tuvo que esperar mucho tiempo y pudo dirigir desde la isla de Curazao la insurrección que se produce en Coro el 20 de febrero de 1859.

Sin lugar a dudas, él era el gran jefe de esa insurrección, el que la planificó, y a través de los mensajeros marinos que constantemente comunicaban a La Vela con Willemstad, pudo controlar y dirigir la insurrección con un carácter bastante personalista, porque ninguno de los otros grandes jefes del liberalismo se percató del plan y la realización de la insurrección de Coro, ni siquiera su cuñado, el General Juan Crisóstomo Falcón, quien fungía de jefe de los liberales y se enfureció al saber que su cuñado había dirigido la sublevación de Coro sin haber tenido él participación alguna; no obstante, Zamora, que no era muy amigo de estar pidiéndole opinión a nadie para emprender una acción, llegaba a Coro el 22 de febrero y tomaba el mando del alzamiento.

El recibimiento a Zamora en Coro fue algo apoteósico, todo el pueblo se fue a la plaza a recibir al gran caudillo, al incansable ejecutor, al que conduciría la Guerra de la Federación. Ese pueblo, ese mismo pueblo oirá su voz encendida.

Bajo el mando del guerrillero que mejor podía conducirla se inicia la guerra de los cinco años. Guerra sangrienta y profunda donde las pasiones se desbordan por la boca de los fusiles y por el machete cola de gallo del llanero.

De esta gesta ninguno mejor para levantar un ejército miliciano que Zamora, pues él estaba en el alma del desierto y había calado en las hondas entrañas de nuestro pueblo. En él veían los rurales la expresión de lucha constante e incansable por la existencia. Con él lucharán y conducirán a la Federación por los caminos victoriosos.

De todas las guerras civiles que sufrió Venezuela en el siglo pasado, la más cruel y encarnizada fue la Guerra Federal o Guerra Larga, que se libró entre 1859 y 1863. Fue un conflicto armado que estalló como culminación de la lucha política que sostenían liberales y conservadores desde 1840. El primer estallido de este conflicto se produjo en 1846 cuando el gobierno conservador, ante el peligro de perder las elecciones de aquel año, desató una feroz represión contra los liberales, encarcelando a muchos de sus dirigentes, entre ellos al fundador, y líder del liberalismo,

Antonio Leocadio Guzmán. A causa de aquella política agresiva del gobierno se produjeron numerosos alzamientos, entre ellos los de Francisco Rangel y Ezequiel Zamora; pero fueron dominados por el gobierno. Rangel murió y Zamora, hecho prisionero, fue sentenciado a muerte. La sentencia no se cumplió, porque al igual que a Antonio Leocadio Guzmán, el Presidente José Tadeo Monagas le conmutó la pena por el destierro. Fue precisamente en estos meses de finales de 1846, cuando se produjo el cambio de orientación del gobierno de Monagas, quien rompió con los conservadores y se alió con los liberales, partido de oposición al gobierno conservador. Gracias al apoyo liberal y mediante la adopción de ciertas medidas importantes, como la derogación de la ley del 10 de abril, la abolición de la esclavitud, y otras, Monagas se mantuvo en el poder hasta marzo de 1858, cuando el golpe militar dirigido por Julián Castro lo derrocó del poder. Pero las masas liberales comenzaron de nuevo a alzarse, como en 1846; en todo el país se formaron guerrillas hasta constituir un movimiento general de lucha armada que tomó en sus manos la bandera de la federación y agitó las consignas proclamadas por el partido liberal: "Elección popular. Principio Alternativo. Horror a la oligarquía".

La Guerra Federal fue, pues, la lucha de las masas populares dirigidas por el partido liberal contra la oligarquía, que pretendía recuperar el poder que perdió el 24 de enero de 1848.

La Guerra Federal no fue un mero estallido militar, ni tampoco un episodio más de la lucha entre los caudillos. Por el contrario, este conflicto constituyó una verdadera conmoción popular, que convulsionó el país durante cinco años y dejó profunda huella en la vida nacional. Conviene pues, señalar las principales causas que provocaron la Guerra Federal:

1.-La pervivencia de problemas económicos y sociales que la República, después de treinta años de vida independiente, no había podido resolver. En primer término, el problema de la tierra. Unas pocas familias, descendientes de la antigua oligarquía criolla y unos cuantos caudillos salidos de la guerra de independencia, reunieron en sus manos inmensas propiedades y mantuvieron su dominio sobre los campesinos. El latifundio continuó extendiéndose como base de todo aquel sistema semifeudal, mediante la apropiación por los particulares de grandes extensiones de terreno baldío. La injusticia de este régimen de propiedad territorial en manos de un pequeño grupo de grandes terratenientes frente a una gran mayoría de campesinos desposeídos y explotados, influyó en las masas populares que se incorporaron en la lucha contra la oligarquía.

En segundo término, el problema de la esclavitud. La abolición decretada en 1854, empeoró la situación social, pues los 40.000 esclavos liberados, se encontraron sin tierras y sin ayuda para incorporarse activamente a la vida económica. Los ex-esclavos tuvieron que permanecer al servicio de sus antiguos amos, quienes fijaron los salarios y las condiciones de trabajo a su antojo. La situación de miseria de este sector de trabajadores, contribuyó también al descontento de las masas rurales que nutrieron las filas de la federación.

2.-La repercusión que tuvo en la vida económica del país, la crisis monetaria internacional de 1858. Esta crisis afectó directamente el comercio exterior de Venezuela por la baja en los precios de los frutos de importación; redujo los ingresos del fisco que provenían en su casi totalidad de los impuestos de aduana y fue causa de, la ruina de muchos hacendados.

"El precio del café bajó un 20%, el de los cueros un 70%, el de productos de la caña un 50%. A partir del año fiscal 1852-53, los presupuestos fueron deficitarios. Los sucesivos empréstitos negociados por el gobierno no lograron resolver la situación "y fueron muchos los terratenientes arruinados o en trance de arruinarse, que se sumaron sin vacilaciones a la causa liberal atribuyendo al desgobierno de los godos, el general desajuste."

3.-La influencia que tuvo en el pueblo la prédica de ideólogos que contribuyeron a despertar los anhelos y aspiraciones de las masas populares, orientándolas en su lucha por la igualdad, contra los propietarios y el régimen de tenencia de la tierra.

4.-La vuelta al poder de la oligarquía, a raíz de la caída de Monagas. Después de la revolución de marzo, los conservadores intentaron restablecer la hegemonía y el exclusivismo que ejercieron hasta 1846. Pero los liberales, que venían de diez años en el gobierno de los Monagas, contaban ahora con caudillos militares de influencia en las masas rurales y tenían enorme apoyo popular. Estos caudillos iniciaron levantamientos en todo el país contra los conservadores. La insurrección prendió en todas partes bajo la dirección de los caudillos, del liberalismo. La federación pasó a ser la consigna central del movimiento: "la federación es el gobierno de los libres". Y los Federales (o "feberales", como decía el pueblo), se lanzaron a la lucha para "sacar la patria de la salvaje y brutal dominación en que la tienen los oligarcas".

Entre estos caudillos liberales, el más famoso fue el general Zamora, quien se había incorporado a las filas del liberalismo, atraído por la propaganda que hacía Antonio Leocadio Guzmán, desde las páginas de "El Venezolano". A raíz de las elecciones de 1846 Zamora se alzó contra el gobierno de Monagas, cayó prisionero y fue a parar al destierro.

Después del 24 de enero de 1848, regresó al país y formó parte de los cuadros militares del gobierno de Monagas, aliado ahora con los liberales. Cuando Julián Castro, después de la Revolución de Marzo empezó a inclinarse a favor de la oligarquía, Zamora, Falcón, Antonio Leocadio Guzmán, Antonio Guzmán Blanco y otros federalistas, fueron expulsados del país y refugiados en la isla de San Thomas, en Las Antillas. En octubre de 1858, fundaron una "Junta Patriota" que proclamó la Federación. Cuatro meses después, en la madrugada del 20 de febrero de 1859, un grupo de jóvenes liberales se apoderaron de la ciudad de Coro y se pronunciaron en el mismo sentido. A los dos días desembarcó Zamora en las costas de Coro, y se puso al frente de las operaciones militares de los sublevados, iniciando así la Guerra Larga que duró hasta 1863.

El programa de la Federación tuvo un carácter predominantemente político y sus principios fundamentales están expuestos en el Manifiesto que Zamora dio a conocer al desembarcar en las costas de Coro.

Durante el primer año de la Guerra Federal, fue una guerra de movimientos y batallas decisivas. Bajo la dirección de Zamora, que fue el alma de la guerra en este primer período, los federales obtuvieron la brillante victoria de Santa Inés, cerca de Barinas, en donde las tropas del gobierno sufrieron grandes pérdidas en oficiales y soldados y se retiraron perseguidas por el caudillo liberal. Pero Zamora murió mientras sitiaba la ciudad de San Carlos, el 10 de enero de 1860; y desde entonces la guerra se transformó en un gran movimiento de guerrillas. Por todas partes insurgían movimientos armados contra el gobierno, en muchos casos sin conexión entre sí. Las operaciones militares de los federales quedaron bajo la dirección del General Juan Crisóstomo Falcón; pero estas operaciones carecían de sentido, "no parecían tener, por regla general, el propósito definido de llegar a la capital y acabar la guerra. Las tropas atacantes se retiraban de repente, efectuaban marchas y contramarchas, se movían ya en razones de necesidades estratégicas del momento (la proximidad de un enemigo superior), ya de consideraciones logísticas (la necesidad de abastecimientos), ya por simple capricho".

La Guerra Federal se extendió por todas partes; pero su teatro principal de operaciones fueron los llanos, el norte-centro y el oriente del país.

Tuvo un sentido localista, explicable por la estructura semifeudal de entonces.

PROGRAMA DE LA FEDERACION
(Del Manifiesto del 25 de Febrero de 1859)

Abolición de la pena de muerte.
Libertad absoluta de la prensa.
Libertad de tránsito, de asociación, de representación y de industrias.
Prohibición perpetua de la esclavitud.
Inviolabilidad del domicilio, exceptuando los casos de delitos comunes judicialmente comprobados.
Inviolabilidad de la correspondencia y de los escritos privados.
Libertad de cultos, conservando la soberana tuición que sea indispensable para garantizar esa misma libertad.
Inmunidad de la discusión oral en toda especie.
Inviolabilidad de la propiedad.
Derecho de residencia a voluntad del ciudadano.
Independencia absoluta del poder electoral.
Elección universal, directa y secreta, de Presidente de la República, de Vicepresidente, de todos los legisladores, de todos los magistrados del orden político y civil y de todos los jueces.
Creación de la milicia nacional armada.
Administración de justicia gratuita en lo secular.
Abolición de la prisión por deuda, como apremio.
Derecho de los venezolanos a la asistencia pública en los casos de invalidez o escasez general.

Libertad civil y política individual, consistente:1º en la igualdad de todos los ciudadanos ante la Ley; y 2º en la facultad de hacer sin obstáculo, licencia o venia, todo lo que la Ley no haya expresamente calificado de falta o delito. Seguridad individual: prohibición del arresto o prisión del hombre sino por causa criminal, precedida la evidencia de la comisión de un delito, y los indicios vehementes de la culpabilidad.

La aplicación en fin a nuestra patria de todas las demás instituciones felizmente descubiertas por la humanidad, y que la infancia del estado social o la ignorancia de nuestros conductores a la depravación o el criminal abandono han hecho imposibles hasta ahora.

Pensamientos de Ezequiel Zamora


“Tierra y hombres libres”

“Oligarcas temblad, ¡Viva la Libertad!”

“Témanse las pasiones humanas, mas este temor no nos lleve a querer sofocarlas o a no dirigirlas al bien de la patria ni servirse de ellas en pro de la anción”.

“Si emprendemos la retirada por esa montaña, pereceremos todos miserablemente. Si damos aquí una batalla, moriremos tal vez, pero con goria”

“Creí que un gobierno que infringe las leyes autoriza a los ciudadanos para levantarse en masa contra el: creí que las había infringido el gobierno de Venezuela: Creí en fin que era realidad cuanto decían los papeles que hoy han causado mi perdición”

miércoles, 26 de enero de 2011

Importante debate sobre el libro de Claudio Katz "El porvenir del socialismo"

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Importante debate sobre el libro de Claudio Katz
"El porvenir del socialismo"




Con la presencia de más de 150 personas que desbordaron la sala de conferencias Rosa Luxemburgo del Instituto de Pensamiento Socialista Karl Marx, se realizó un debate entre Claudio Katz (EDI), Andrés Romero (Herramienta) y Christian Castillo. En la charla se presentó el libro El Porvenir del Socialismo , escrito por Katz quien afirmó: escribí este libro para incentivar un debate entre socialistas (...) El punto de partida del texto es que no es deseable el capitalismo, tenemos que discutir (...) el proyecto de nuestra clase social, un proyecto de los oprimidos, un proyecto socialista. Y mientras exista el capitalismo, la explotación, la competencia y la crisis, sea necesario luchar por el socialismo y la función del libro es discutir este proyecto socialista .
El libro parte de la premisa de que una vez derrotado el capitalismo, la sociedad no se transforma directamente en socialista, sino que para llegar a ello es necesaria una transición, luego de la cual se llegaría al comunismo, El futuro comunista depende, como es conocido, de un proceso previo de socialización es decir de un traspaso de la gestión mercantil a la gestión planificada, con formas crecientes de autoadministración popular, esto es el socialismo , afirmó el autor. En este sentido la discusión gira alrededor del escenario de que dicha transición se de inicialmente en países periféricos, lo que, dado el bajo desarrollo de las fuerzas productivas, significaría que dicha transición duraría muchos años. Katz propone discutir un proyecto donde Trotsky señaló la posibilidad de concebir la transición como una combinación de un plan rector, de una planificación económica como elemento económico central, un mercado complementario verificador, de desenvolvimiento del plan y la democracia socialista como sostén .
Algunos de los puntos de debate En relación a la caracterización sobre los estados del tipo de la Unión Soviética o de Europa Oriental, Katz afirmó que mi opinión es que no eran socialistas, aunque en muchas de sus experiencias, incluyeron elementos de socialismo, casi todos incluyeron fuertes elementos de socialismo en distintos períodos, no eran como en un momento se supuso, regímenes de capitalismo de estado porque no incluían los tres componentes del capitalismo, propiedad privada de los medios de producción, mercado laboral de la fuerza de trabajo y mercados. (...) me inclino por una caracterización de formaciones burocráticas, no estados burocráticos, no estados obreros burocratizados .
Andrés Romero se mostró solidario con dicha posición, coincido en lo esencial también con la caracterización que hace sobre la naturaleza de estos estados o formaciones sociales porque me parece que acierta en destacar que fueron formaciones sociales en las que bajo formas distintas, imprevistas, diversas, se recreó o subsistió la explotación . Manifestó, sin embargo, algunas discrepancias al señalar que A mi juicio en estas sociedades los mecanismos del fetichismo de la mercancía siguieron marcando el conjunto de la economía y el conjunto de la sociedad, aunque sea con formas diversas del capitalismo (...) el salario subsistió en estas formaciones sociales, es decir que el trabajador seguía vendiendo su fuerza de trabajo a quienes administraban los medios de producción y por eso justamente los alcances de la ley del valor van mucho más allá de lo que el libro admite . A su vez Romero cuestionó la definición de transición larga hacia el socialismo: Tiene un inconveniente plantear la cosa así (...) que es que las contradicciones en el capitalismo y el imperialismo a nivel mundial alcanzaron una virulencia y una gravedad sin precedentes, que no es seguro que la humanidad disponga la posibilidad de siglos de transición , y reafirmó el pronóstico alternativo de socialismo o barbarie .
Castillo, por su parte, polemizó tanto con Katz como con Romero respecto a que la conceptualización de formaciones burocráticas para la URSS, China, los países de Europa Oriental, Cuba, etc., fuese una superación del planteo de León Trotsky (quien afirmaba que la URSS era un estado obrero deformado). Afirmó que Stalin y sus sucesores se valieron de distintos regímenes para mantener el dominio de la burocracia (...), pero no cambió el tipo de estado , que siguió siendo obrero burocrático hasta el comienzo de la restauración capitalista de los 90 . Dijo también que la definición trotskista de estados obreros degenerados y deformados estaba ligada a la perspectiva de la revolución política, una posición que se correspondió con la dinámica que tuvieron los levantamientos antiburocráticos de la posguerra , en referencia a los levantamientos en Berlín en 1953, Hungría y Polonia en 1956, Checoslovaquia en 1968 o Polonia en 1980-82. Insistió en la ventaja de esta perspectiva frente a las posiciones programáticas sostenidas por los otros dos tipos de interpretaciones vigentes en el campo antiestalinista: la que
ponía el eje en el totalitarismo soviético y lo consideraba una nueva forma de explotación del mismo tipo o peor que la capitalista (...) y la visión deutscheriana 1 que apostaba a la autorreforma de la burocracia . En función de esto, planteó que si se quería ir más allá de un debate de historiadores la discusión sobre la definición de estos estados.

Un libro recomendado para su lectura y análisis


El porvenir del socialismo

Por Claudio Katz

Editorial: Imago Mundi - Herramienta

Año de edición: 2004

Cantidad de páginas: 256

Claudio Katz, es economista y docente de la Universidad de Buenos Aires, integra el EDI (grupo de Economistas de Izquierda), y es colaborador de la revista Herramienta. Para reseñar su más inmediata obra que lleva por titulo El porvenir del socialismo, comenzaremos por despejar un posible equívoco: el lector podría creer que se trata de un libro escrito en clave económica, siendo necesario para su comprensión conocimientos y manejo de términos especializados de dicha ciencia, pero lo cierto es todo lo contrario: quien tenga en sus manos este ensayo, observará que está redactado en un lenguaje simple y directo, conjugando las ideas básicas de la economía política, con elementos históricos, políticos, sociales que se relacionan con las construcciones culturales que producen las clases sociales.